Galicia puede presumir de hasta una treintena de productos gastronómicos avalados con sellos de calidad. Desde la Ternera Gallega con indicación geográfica protegida hasta cinco vinos con denominación de origen, pasando por lacón, pimientos, quesos, licores… y dos alimentos que nunca, pero de verdad que nunca, faltan a la mesa: el pan y la patata.
Este es un tributo a esos alimentos humildes e indispensables: un recorrido para disfrutar de la naturaleza, el arte urbano, la historia, la tradición y, por supuesto, la gastronomía en Carballo, municipio que da nombre a una famosa variedad de pan y a la patata Fina de Carballo, amparada desde mayo por la Indicación Geográfica Protegida Pataca de Galicia. ¡Allá vamos!
Antes de nada: dónde estamos
Carballo es un municipio de la provincia de A Coruña que ejerce como capital de la comarca de Bergantiños gracias en buena medida a su privilegiada situación geográfica como cruce de caminos entre Costa da Morte, A Coruña (a veinticinco minutos por autovía) y Santiago de Compostela (a menos de cincuenta kilómetros).

¿Comenzamos la visita de Carballo con niños?
1. Ruta dos Muíños de Pan
Carballo es sobre todo famosa por su pan. Con más de setenta molinos catalogados, llegó a ser conocida como el granero de Galicia. El mérito se le atribuye al río Anllóns, que con la fuerza de sus aguas, posibilitaba que la harina saliera más menuda y el pan fuese de mayor calidad.
Iniciamos nuestra propuesta con la Ruta dos Muíños de Pan, un sendero de 8,5 kilómetros que, siguiendo el curso del río Anllóns, atraviesa el centro urbano y nos acerca a algunos de estos molinos. Como el Muíño de Cheda, una construcción centenaria que dejó de usarse hace pocos años y que se conserva prácticamente intacta, o al Muíño do Moreno, sede en la actualidad de la Protectora dos Amigos dos Cans. Termina esta senda en el Muíño do Quinto, el único que permanece en funcionamiento si bien se encuentra totalmente automatizado. Es el encargado de abastecer a las famosas panaderías de Carballo y su comarca con una producción que alcanza los 2.500 kilos de harina diarios.
Entre molino y molino, la senda fluvial sigue caminos de pescadores, alcanza refugios, cruza puentes y nos sumerge en el encanto del Bosque do Añón, donde la vegetación de ribera se entremezcla con el árbol gallego más emblemático, el carballo (roble). (¿Os acordáis de cómo se llama el lugar en el que estamos?)
La ruta es lineal y facilita, ideal para una primera aproximación a Carballo con niños. El tiempo estimado para realizarla es de dos horas
2. Museo de Bergantiños
Terminado el paseo, conviene acercarse en el centro de Carballo al Museo de Bergantiños. Ya su sede llama la atención, pues era la antigua cárcel municipal y fue rehabilitada por el arquitecto gallego Manuel Gallego Jorreto, Premio Nacional de Arquitectura por la obra del Museo de Bellas Artes de A Coruña. Como otra curiosidad, el patio central acoge una exposición sobre la línea de trolebuses Carballo-A Coruña, la primera línea de carretera electrificada en España y que, con sus 34 kilómetros, fue durante años la más larga de Europa solo por detrás de la de Yalta.
Las salas del Museo de Bergantiños nos permitirán acercarnos a la etnografía bergantiñana y de la Costa da Morte, en la que cobra especial relevancia la tradición agrícola de la zona, marcada por el cultivo del cereal para el pan y, cómo no, de la patata. Allí descubrirás, por ejemplo, que en muchos lugares de Galicia a la patata se le llamaba castaña. Era “la castaña de la tierra”. ¿Y eso por qué? Pues porque, hasta la llegada de la patata y el máiz de América en el siglo XVI, la castaña era la base de la alimentación campesina. Se comía cruda y cocida, se utilizaba para hacer harinas… La patata supuso una auténtica revolución en la dieta.
3. Ruta de los murales. ¡Ahí está Fina de Carballo!
Ya estamos listos para perdernos por las calles de Carballo con niños y dedicarnos a admirar los más de ochenta murales que adornan medianeras y edificios. Bueno, y a qué se debe esta explosión de arte urbano, seguro que os preguntáis. Y la respuesta es que el resultado de una iniciativa municipal para contrarrestar el feísmo provocado por el bum urbanístico que sufrió la ciudad desde los años 60. Así, con el proyecto Derrubando muros con pintura, primero, y con el festival Rexenera Fest, después, ha conseguido que sus calles se hayan convertido en un gran museo al aire libre con obras de artistas gallegos, españoles e internacionales.
No te puedes perder:
A Feira.Isabel Fernández, 2014.
Primer piso del mercado municipal
Subraya el carácter de motor económico y comercial que tiene Carballo, donde todavía se celebran varias ferias periódicas muy concurridas. ¡Fijaos en los molletes de pan, abajo a la izquierda!
Sin título. Pixel Pancho, 2015.
Rúa Gran Vía, 67
Crítica a la producción mecanizada y desaforada de la industria agroalimentaria y la consideración de los animales (en este caso, el cerdo) como mercancías.
Terra e mar. Xoana Almar, 2020.
Rúa Salgueiro, 5
Homenaje a las mujeres trabajadoras, a las campesinas y a las que viven del mar.
Fina de Carballo: a muller Nitromón. Joseba Muruzábal, 2017.
Rúa Vila de Negreira
Nos recuerda a Obélix pero es una agricultora cargando con una gran patata. ¿Cómo se llama? ¡Fina de Carballo! La obra se engloba en una serie llamada ‘Fenómenos do rural’ con la que el artista homenajea a la mujer gallega y sus superpoderes.
Dónde se encuentran todos los murales de Carballo
4. Ferias de Carballo
Por supuesto, si estás en Carballo un jueves o el segundo o cuarto domingo de mes, no te puedes perder su concurrida feria. En la plaza del Concello y los aledaños del mercado municipal (Rúa Cervantes, s/n) se instalan los puestos de los agricultores de la comarca y en ellos encontrarás patatas, huevos, legumbres y todo tipo de productos de huerta. Además, los días de feria abren todos los establecimientos comerciales de la localidad.
Recuerda también que, cuando los meses tienen cinco domingos, el último de mes se celebra un ‘feirón’, una gran feria. ¡El plato de callos y la taza de vino son complemento indispensable!
5. Una última sorpresa: claro, Calvo
Este recorrido gastronómico no podía acabar sin otra curiosidad. ¿Sabéis que la conservera Calvo es de Carballo? Nació en esta localidad corunesa en 1941 y en ella continúa. Su origen se remonta a un ultramarinos y a un emprendedor, Luis Calvo Sanz, que lo intentó con las conservas vegetales y de carne antes de dar el salto al pescado. Su primera fábrica tenía 15 empleados, que envasaban a mano la materia prima procedente de los puertos de Costa da Morte.
Hoy, Calvo está presente en más de 70 países con más de 1.500 productos. Por el camino, creó la primer empacadora de conservas de Europa, puso el ojo en el atún claro, comercializó la primera lata redonda, inventó el pack de tres latas o marcó un antes y un después en la publicidad española con su “claro, Calvo”. Los niños no lo van a recordar, pero… ¿y vosotros?
¿Y qué sería una ruta gastronómica sin comida?
En Carballo es típico salir de tapas. Si prefieres un plato tradicional en el que destaquen la calidad y la frescura de la materia prima recomendamos aquellos elaborados con patatas, habas asturianas (a pesar del nombre, se cultivan en la zona) o los pescados y mariscos procedentes de los puertos de la Costa da Morte y la lonja de A Coruña. Apunta estos restaurantes:
- Restaurante vinoteca A de Pako. Rúa Coruña, 12. Teléfono 981 75 53 12
- Hostal asador Río Sil. Rúa Río Sil, 12. Teléfono 981 70 04 78
- Tasca A Pedra. Rúa Hórreo, 12. Teléfono 981 70 04 68
No olvides que también puedes encontrar pan, empanadas, pan de huevo (dulce parecido al roscón de Reyes) o bizcocho en las numerosas panaderías repartidas por la localidad. ¡Hay pan sin gluten y, si no sois gallegos, no dejéis de probar la broa, pan de maíz!
Alojarse en un pazo como un marqués
Abierto en 1992, presume de ser el primer alojamiento rural en Galicia. Pero la historia del Pazo do Souto es muchísimo más antigua. No en vano, esta casa señorial se erigió en el siglo XVIII sobre los cimientos de una torre medieval construida a su vez en el emplazamiento de un antiguo castro celta. Fue residencia de la familia del marqués de Montenegro hasta principios del pasado siglo XX. Abandonada, se utilizó posteriormente como escuela y fue uno de aquellos niños de aldea que la visitó como alumno quien, a su regreso de la emigración en Suiza, decidió comprarla y restaurarla.
Catalogado como Bien de Interés Cultural, conserva la antigua lareira (cocina de piedra) con sus hornos de pan. También merecen la pena sus jardines, su carballeira o sus castaños (imaginaos, justo en otoño). Además, tiene un restaurante que se nutre de su propio huerto ecológico y, lo mejor, habitaciones familiares. Creedme que es díficil encontrarlas en un pazo. ¡Una razón más para visitar Carballo con niños!
5 visitas imprescindibles en Carballo y alrededores
1. Ruta das Férvedas PR-G-142
Férveda en gallego es cascada, igual que fervenza, seimeira, ruxidoira, cachoeira y un montón de palabras más, lo que da una idea de que tenemos unas cuantas. La Ruta das Férvedas pertenece a la red de pequeñas rutas de Galicia (PR-G) y, por el Carballo más desconocido y auténtico, nos conduce a las cascadas de Rus (40 metros de caída) y Entrecruces siguiendo tramos de antiguos senderos conocidos como caminos reales y bosques de ribera. Longitud: 18,6 kilómetros. Apto para bicicletas y caballos.

2. Refuxio de Verdes

En el vecino municipio de Coristanco (famosísimo, por cierto, por sus patatas y la fiesta dedicada a este tubérculo), encontramos esta área recreativa fluvial en donde el río Anllóns forma pequenas islas atravesadas por puentes y jalonadas de molinos.
3. Espazo natural Razo-Baldaio
Una laguna, marismas y mar abierto convierten Baldaio en uno de los parajes más espectaculares de Galicia. Su humedal está comprendido en la Red Natura y está considerado Zona de Especial Protección para las Aves. Más de tres quilómetros de dunas lo unen con el extenso arenal de Razo, parada imprescindible para surfistas.

4. Buño

Esta parroquia del colindante vecino de Malpica es conocida por su típica cerámica de color ocre y los talleres artesanales de sus oleiros o alfareros. Visitar el ecomuseo Forno do Forno permite conocer cómo era la vida de estos obradores en lo que fueron antiguas casas de familias alfareras e incluso podrás elaborar tu propia pieza de barro.
5. Punta Nariga
También en Malpica, las mágicas puestas de sol de Punta Nariga acaban de ser elegidos por los lectores de la revista de viajes Conde Nast Traveler como los más bellos de Galicia. El paraje es, desde luego, espectacular y en él sobresale el faro más moderno de la costa gallega, diseñado por el arquitecto César Portela como la proa de un barco adentrándose en el mar entre formaciones rocosas de caprichosos perfiles.

Os dejamos el mapa de visitas por Carballo y alrededores
Fina de Carballo: una patata delicatessen
El primer documento que da fe de la existencia de la patata en Galicia data de 1607 y señala que habían sido mandadas plantar años antes por el arzobispo de Santiago, Francisco Blanco, en el monasterio de la parroquia padronesa de Herbón. ¿Os suena? ¡Exacto!, justo en el mismo lugar en el que los frailes iniciaron el cultivo de los archifamosos pimientos, otro exótico producto traído de las Indias.
Las especiales características de la patata gallega logaron en 2007 el reconocimiento europeo como Indicación Geográfica Protegida, entonces limitado a las áreas de Bergantiños (A Coruña), Terra Chá-A Mariña y Lemos (Lugo) y A Limia (Ourense) y a la variedad kennebec. No obstante, la certificación se extendió el pasado mes de mayo a toda la comunidad, además de integrar las variedades agria y fina de Carballo.

La fina de Carballo es similar a la kennebec. Tiene piel lisa y fina, carne blanca y resulta ideal para cocer. No obstante, su cultivo es muy residual, debido sobre todo a sus característicos ojos profundos. Incómoda de pelar, dicen que en las casas dejaron de plantarlas cuando desaparecieron las criadas, encargadas de la ardua labor. Lo más probable, no obstante, es que las mermasen las plagas o dejasen de interesar por su peor salida comercial. Además, tienen un ciclo de producción bastante largo. Por todo ello, en la actualidad puede considerarse un producto delicatessen. Una de las pocas explotaciones agrarias que la comercializan es Casa da Tulla, en Coristanco.
¿Hacemos unos cachelos?
El diccionario de la Real Academia Galega define la palabra cachelo como una patata cocida cortada en trozos, con piel o sin piel. Puede comerse solo y es también el perfecto acompañamiento de un buen número de platos tradicionales gallegos como el pulpo á feira, el lacón o la carne ó caldeiro. ¿El secreto? Una buena patata gallega, amparada con la indicación geográfica protegida Pataca de Galicia.

Ingredientes
- 1 kg IXP Patacas de Galicia (variedad fina de Carballo o kennebec)
- 1 hoja de laurel
- Pimentón picante y dulce
- Aceite de oliva virgen extra
- Sal
Preparación:
- Ponemos a hervir agua con laurel y sal, mientras limpiamos bien las patatas para eliminar restos de tierra.
- Incorporamos las patatas y las dejamos hervir. Podemos comprobar si están cocidas pinchándolas con un palillo.
- Retiramos las patatas con una espumadera y las partimos en varios trozos dependiendo de su tamaño. Pueden presentarse peladas o no.
- Echamos sal y pimentón al gusto y bañamos con un chorro de aceite de oliva.
Muy chulo!! Muchas ganas de visitar Carballo!!!